Enfrentando Tres Retos de la Movilidad en Bogotá

Durante una reciente visita a Colombia para participar en el Foro Mundial de la Bicicleta en Medellín, aprendí varias lecciones sobre la movilidad en Bogotá, muchos de los cuales se han quedado en mi mente.

Estoy convencido que la educación es una arma poderosa de transformación, así que hable en una conferencia y di varias clases a estudiantes de arquitectura e ingeniería. También me reuní con técnicos de la Secretaria de Movilidad de Bogotá y hablé directamente con ciudadanos para que me comentaran de sus experiencias diarias sobre el trasporte y la movilidad en la capital colombiana. Aprendí que la mayoría de la gente en Bogotá combina dos o más modos de transporte, y sienten una gran frustración e insatisfacción sobre la movilización diaria en la ciudad. Esta situación está generando problemas para la calidad de vida de los bogotanos.

De esta experiencia, yo creo que Bogotá necesita dar prioridad a la movilidad en la agenda pública.  Estos son tres de los retos más grandes a los que se enfrenta la ciudad:

Las autoridades locales y los políticos responsables necesitan definir un modelo para Bogotá

Con el modelo de ciudad, me refiero a una definición que  da prioridad a un modo de transporte. ¿Podría convertirse Bogotá  en una ciudad donde los peatones tienen prioridad (como en Barcelona)? O una ciudad donde ciclistas tienen preferencia (como en Copenhague)? O una ciudad donde el transporte público es lo más importante (como en Paris)? O una ciudad dominada por automóviles (como en Atlanta)?

Mi sentimiento es que, ahora mismo, no existe una estrategia firma en Bogotá. Diferentes acciones con ninguna meta fija están siendo perseguidas por la ciudad. Las consecuencias son programas con pocos resultados para el mejoramiento de movilidad de la gente.

Un ejemplo expone esto bien. Recientemente, la ciudad ha introducido nuevos buses llamados SITP (Sistema Integrado de Transporte Público). Sin embargo, cada día, la mayoría de los buses conducen casi vacíos por la ciudad. La ocupación sigue baja y el costo de mantenimiento es alto. Entonces, ¿qué necesita hacer la ciudad? ¿Mejorar la accesibilidad a la información de ruta? ¿O imponer más restricciones en el uso de automóviles en la ciudad para qué los buses puedan conducir sin tanta congestión?

Implementando medidas de ‘empuje y atracción’ simultáneamente puede ser beneficioso para la movilidad sostenible. Medidas de empuje debería incentivar a la gente de no usar vehículos privados, y medidas de atracción debería atraer usuarios a modos de transporte sostenibles. Aumentando movilidad a través de modos de transporte sostenibles, como ofreciendo más buses públicos,  no sería efectivo sin aplicar medidas restrictivas al uso de automóviles a la misma vez.

La educación ciudadana y respeto a la vida

La impresión que tuve después de montar bicicleta por Bogotá  es que los niveles de agresión e intolerancia de la gente en automóviles, motocicletas, taxis, y buses son muy altos. Tal vez algunos conductores se sienten tan enojados y cansados del tráfico que quieren quitar a otro obstáculo – el ciclista – fuera de las calles. Por esta razón, no es raro ver la furia de los conductores, y la agresión peligrosa contra los ciclistas. En este momento, el reto es invertir en la educación, y enseñar respeto y tolerancia. Sobre todo, enseñar el respeto a la vida humana.

Vías separadas para bicicletas

Para promover el uso de bicicletas en la ciudad, se necesita infraestructura adecuada para bicicletas.  La inversión no puede ser realizada a costa de peatones. Si el espacio para ciclovías se ha tomado de los espacios peatonales, termina generando un ambiente inseguro e incómodo para estos.

Varias ciclovías en Bogotá están instaladas en las aceras. Una estrategia para movilidad debería poner las ciclovías de nuevo en las calles principales.  La velocidad de un peatón es aproximadamente 5km/h, mientras una ciclista mueve entre 15km/h y 25 km/h. Así pues, caminar y ciclar son dos formas de movilidad distintas, que necesitan diferente planificación. El ciclismo, como experiencia, está más cerca al manejar un automóvil. Por lo tanto, mezclando peatones y ciclistas es tan peligroso como mezclar la natación y el remo en la misma piscina.

Es importante entender que la solución no es quitar más espacio peatonal. La solución es reducir el espacio y los privilegios que vehículos privados actualmente tienen.


Diana Martínez es fundadora e editora en Cities for us. MSc de City Design and Social Science en el London School of Economics and Political Science. La puedes seguir en Twitter aquí.

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