Reducir, reutilizar, reciclar: fortalecer las acciones sostenibles a través del diseño

Hoy en día las ciudades están llenas de ideas creativas sobre como disminuir los desperdicios y hacer que las iniciativas de reciclaje sean más atractivas para los habitantes locales. Sin embargo, pese a que los gobiernos, las instituciones locales y las personas de todo el mundo están empezando a ser más respetuosos con el medio ambiente, es importante seguir concienciando sobre el reciclaje y la reutilización y animar a las personas a que tengan un impacto positivo en la sociedad.

Alemania, por ejemplo, es muy conocida por su fuerte sistema social. Es sosprende ver como se puede educar a una sociedad con acciones simples. En vez de tirar las botellas a la papelera, la gente puede recibir una recompensa si las devuelven a unos puntos concretos (por ejemplo, supermercados). Se aplica un depósito al coste de las botellas reutilizables cuando se venden y solo puede recuperarse cuando se devuelve la botella. Las botellas de cerveza valen menos de 10 céntimos, pero la mayoría de botellas de plástico se pueden canjear por 25 céntimos. Para algunas personas, no merece la pena molestarse en devolverlas a la tienda para recibir el depósito. Pero para otras, una bolsa llena de botellas puede significar un trayecto de vuelta a casa o una comida caliente. 

Alguna gente en Alemania se gana la vida recogiendo y devolviendo botellas. Paul Ketz, un diseñador de productos de Colonia, inventó un producto para reducir los riesgos de salud para los recolectores de botellas. Diseñó un anillo recolector (más conocido en Alemania como Pfandring), un elemento urbano que se coloca sobre las papeleras públicas. Con este invento, en vez de tirar las botellas de plástico y cristal a la papelera, la gente las coloca en el anillo y no se mezclan con la demás basura y se puede acceder fácilmente a ellas. Mira el invento en acción en el siguiente vídeo. 

Otro invento innovador se originó en Cataluña y es conocido como el OliPot u olla de aceite, un pequeño contenedor de plástico diseñado para recoger y almacenar las sobras del aceite de la cocina doméstica para reciclarlo posteriormente. Muchas familias en Barcelona empezaron a utilizar este elemento para evitar verter el líquido en el desagüe o tirarlo por el fregadero, una acción que perjudica al medio ambiente.

Los aparatos electrónicos y electrodomésticos también se reciclan y reutilizan. En Sant Cugat del Vallès, no muy lejos de la capital catalana, el consejo local presentó una serie de contenedores compactos que se colocaron en las principales avenidas del centro para que fueran accesibles para todo el mundo. Estas papeleras modernas, hechas de hierro, utilizan una iconografía atrayente y un diseño interesante para promover el reciclaje de baterías, cds y dvds, bombillas, cartuchos de tinta, teléfonos móviles, cargadores y aerosoles. 

Con estos creativos elementos urbanos para reciclar objetos cotidianos, las comunidades locales no solo ayudan al medio ambiente, sino que también benefician físicamente, mentalmente y economicamente.

En Varsovia, Polonia, donde el reciclaje aún no es una actividad común, el colectivo de arte español Luzinterruptus quiso llamar la atención de los habitantes locales colocando una instalación para concienciar sobre el reciclaje. La obra de arte se llamó Domingo de reciclaje y sirvió para presentar el concepto de las tres erres (reducir, reutilizar y reciclar) y del suprareciclaje (transformar un objeto sin disminuir su calidad) a través de una exhibición interactiva que utiliza los tres colores del reciclaje (el azul para el papel, el amarillo para el metal y el verde para el cristal). Se desperdigaron cientos de bolsas de plástico de colores con una bombilla dentro en una plaza pública con la idea de acercar el reciclaje a las personas.

La interacción fue el elemento predominante en esta obra, donde el espacio urbano, el arte y las personas tenían el mismo papel. La interacción es, sin ninguna duda, otra técnica importante para empoderar a los locales y hacer que se involucren en una campaña o una causa.

Dejar caer un papel al suelo o mezclar un trozo de tela, una bombilla y la cáscara de un limón en la misma papelera debería hacerte sentir avergonzado. Hacer la vida más respetuosa con el medio ambiente tiene sentido y, con ideas como estas, los días en los que la gente tiraba botellas de cristal reutilizables a las papeleras deberían ser una cosa del pasado.


Tere García Alcaraz es una arquitecta y promotora profesional de Barcelona, que ha investigado y tiene experiencia trabajando en Ecuador, Venezuela, España y Reino Unido. Vive en Londres.

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