Se hace tarde, quieres volver a casa pero no tienes ni idea de dónde estás: el norte podría ser perfectamente el sur y, hasta donde puedes saber, tu casa podría estar a cinco minutos de donde estás o muy muy lejos. Son las 9 de la mañana y tienes que llegar a tiempo a tu entrevista de trabajo, sales del metro y te ves en un lugar pequeño, miras en el mapa de tu móvil, pero no consigues interpretarlo bien.
Bienvenido al mundo de la conciencia espacial: un mundo que requiere prestar atención a tu alrededor para exprimir la ciudad al máximo. Algunos la tienen, otros no, algunos saben dónde está ese callejón secreto mientras a otros ni se les ocurre salir de las calles más concurridas por miedo a perderse. La conciencia espacial es una capacidad tanto innata como adquirida que tiene que ejercitarse regularmente para incrementar la actividad cerebral y mejorar el conocimiento del mundo que te rodea.
Los estudios demuestran que aquellos que pueden entender su entorno suelen tener una actividad cerebral mejorada y poseen la habilidad de crear fácilmente escenarios en 3D mientras se mueven por los sitios. Existe también cierta correlación entre moverse por la ciudad y el género. Mientras los hombres se mueven trazando caminos por los que pasan, las mujeres suelen ir fijándose en detalles e identificando lugares para luego conectar puntos. Aunque los estudios no son más que eso: estudios; muchos sacan las conclusiones basándose en datos arbitrarios, pero los resultados son esos. Aunque sea cual sea el motivo, se debe ejercitar la conciencia espacial de forma regular.
Para mejorar tu capacidad y conciencia espacial, te ofrecemos 5 consejos:
1. Piérdete
Quizás la mejor forma de estimular tu conciencia espacial. Perderse no sólo te coloca en el centro de un mundo desconocido, sino que la ansiedad hace que aumente tu actividad cerebral. Inténtalo, patéate tu barrio o vecindario hasta llegar a sitios dónde nunca has estado y verás cómo empiezas a prestar más atención a lo que te rodea de la que prestas cuando estás en tu propia manzana. Perderte también te ayuda a encontrar nuevas formas de conectar puntos ya conocidos para ti.
2. Recapitula al final de día
Esto es un ejercicio mental. Al final de día, cierra los ojos e intenta recordar lo que has hecho durante el día desde que te levantaste de la cama hasta que te metiste en ella. Por ejemplo, crea un mapa mental y prueba de trazar la ruta que has hecho desde tu casa hasta el metro, luego hasta el trabajo, dónde has estado durante tus horas de trabajo y finalmente el camino de vuelta a casa. También puedes jugar con el tiempo, rebobina o acelera mentalmente para ver qué pasa. Hacer este ejercicio, aparte de divertido, mejora tu memoria y ayuda a situar algunos edificios y personas a las que normalmente prestas poca atención.
3. Traza tu recorrido
Cómprate un mapa de tu ciudad o región y dibuja con diferentes colores tus rutas al final del día. Según lo vas completando, verás que surgen algunos patrones que pueden incluso revelar algo sobre ti mismo. Por ejemplo, a lo mejor crees que eres una persona muy aventurera pero, tras unos días, te das cuenta de que siempre tomas exactamente el mismo camino. ¡Quizás podrías probar algo nuevo! Esto también puede ayudar a construir un mapa de tu ciudad en la cabeza y así depender menos de lo mapas de tu móvil. Y ¿quién sabe?, podría resultar que te conviertes en el nuevo Picasso.
4. Jugar a videojuegos
No todo el mundo es partidario de tirarse horas frente a una pantalla con un mando en la mano, pero el hecho es que los videojuegos ayudan a desarrollar las capacidades psico-motoras y la conciencia espacial Esto se debe a que los videojuegos te obligan a interactuar con elementos espaciales, lidiar con los mapas y ayudan a la coordinación física y visual. Todo esto resulta muy útil cuando se aplica al mundo real. Cuando memorizas un nivel avanzado de un videojuego estás reteniendo mucha información; intenta hacer lo mismo cuando estés moviéndote por la ciudad, prestando atención a los espacios que te rodean. Ah, y si alguien te dice que es jugador habitual, recuerda que te estás sentando al lado de un experto en navegación urbana – aunque él ni siquiera lo sepa…
5. ¡Mira hacia arriba!
Bueno, no tanto como ir mirando al cielo, sino a tu alrededor. Mucha gente se fija un objetivo en la cabeza y solo se centra en cómo llegar de A a B sin pararse a contemplar que pasa entre esos dos puntos. Quizás esto sea el ejercicio más importante y a la vez el más simple para mejorar tu conciencia espacial. Con unos pocos minutos al día basta para mirar a tu alrededor. ¿Qué tipo de edificios te rodean?,¿Son nuevos o viejos?, ¿Qué restaurantes?, ¿Son viviendas lo que te encuentras durante el camino?¿O no hay nada? ¿Está todo esto lejos, o cerca de mi destino? ¿Cómo te hace sentir esa parte de la ciudad? Quizás puedes asociar esa zona con un color. Te sorprenderá, no solo cuánto puedes descubrir, sino lo identificado que te puedes sentir con según qué zonas basándote en los elementos físicos o las sensaciones que te producen.
La conciencia espacial es un elemento central de nuestra vida diaria. Nos ayuda a entender, a interactuar y a apreciar dónde vivimos. Desgraciadamente, con la llegada de los móviles y otro tipo de tecnologías, muchos de nosotros nos olvidamos de que hay un mundo ahí fuera. Estas nuevas tecnologías pueden ayudar, pero no son la mejor forma de desarrollar la conciencia espacial. Los ejercicios sugeridos son solo unas cuantas de las muchas técnicas que hay, y nos encantaría que nos contarais cuales usáis vosotros para manteneros orientados y darle forma a vuestras ciudades.