Andar en bicicleta está de moda en los Estados Unidos; según una encuesta realizada en 2012 se trata de la segunda Actividad al Aire Libre favorita de los norteamericanos.
Los programas de bicicletas para compartir inspirados en el modelo canadiense y europeo se están ahora expandiendo por todos los estados. Las bicicletas, económicas y prácticas, han transformado las ciudades americanas, aumentado su número en un 50% este año en comparación con 2012. Existen actualmente un total de 53 programas en Estados Unidos, y en 2013 se esperan 6,000 bicicletas más en Nueva York, 4,000 en Los Ángeles, 3,000 en Chicago y muchas más en otras ciudades del país.
Los programas de bicicletas para compartir son uno de los principales impulsores de la mejora en infraestructura para bicicletas; aparte del hecho de que el 50% de los trayectos en Estados Unidos son de 3 millas o menos. Imagina el progreso que se podría conseguir si la mitad de esos viajes se hicieran sobre dos ruedas. ¡Estados Unidos podría reducir los atascos de tráfico, disfrutar de una menor contaminación atmosférica y la gente estaría más contenta!
Únicamente el 1% de todos los viajes en Estados Unidos se hacen en bicicleta, pero eso podría cambiar si la seguridad dejara de ser una preocupación para los ciclistas. En Nueva York, la actividad del ciclismo ha aumentado en un 102% entre 2007 y 2011 y en San Francisco un 71% entre 2006 y 2011, en gran parte debido a una mejora de la infraestructura.
El concepto del “carril verde” es parte de ese impulso para mejorar las infraestructuras de las bicicletas. Estos carriles son vías ciclistas separadas de la carretera y las aceras por postes de plástico, bordillos o coches aparcados, incrementando así la seguridad de los ciclistas. A finales del año pasado, había 102 carriles verdes en 32 ciudades estadounidenses, pero este número aumentará este año en otros 100.
El Proyecto Carril Bici está liderando el cambio, uniendo a seis ciudades estadounidenses (Austin, Chicago, Washington D.F, Memphis, Portland y San Francisco) con el objetivo de construir más carriles bici. Martha Roskowski, directora del proyecto sacó un poco de tiempo para participar en esta mini-entrevista.
Dana Fatol: Ha pasado un año del lanzamiento del Proyecto Carril Verde. ¿Cuáles crees que han sido las principales limitaciones a la hora de construir los carriles bici en las ciudades estadounidenses?
Martha Roskowski: los factores más importantes son la voluntad y la visión política. Los ingenieros están preparando los diseños, y las ciudades están buscando el dinero para llevarlos a cabo. Si los gobiernos de las ciudades convierten estas instalaciones en una prioridad, se construirán. Los proyectos que suponen un mayor reto son los que requieren eliminar espacios de aparcamiento para hacer espacio a la gente en bicicleta. En la mayoría de los casos vemos que los líderes que consideran que los beneficios que supone la mejora de las calles para la mayoría de la comunidad superan a la preocupación por el aparcamiento.
DF: ¿Crees que los ciclistas de las ciudades estadounidenses han desarrollado su propia cultura? ¿Cómo puede el Proyecto Carril Verde unirlos y apoyar la creación de una sólida comunidad ciclista?
MR: El tema de la cultura es interesante. Es importante ya que otorga una identidad a las personas que van en bici, y los anima a unirse. Nos estamos dando cuenta que este elemento cultural está en evolución, no solo entre la comunidad joven alternativa o aquellos que desean reducir su contribución a la contaminación, sino también entre las familias que van en bicicleta al parque, y ejecutivos que prefieren montar en bici en vez de ir a jugar al golf. Ha habido también un aumento considerable de la cultura de la bicicleta en algunos barrios latinos. La aprobación social y la persuasión son muy influyentes. No obstante, es interesante ver como en lugares como Copenhague, montar en bicicleta es algo absolutamente normal en la sociedad; la gente encuentra la bicicleta una herramienta de uso cotidiano, como puede serlo un cortador de césped o una aspiradora, así que no se diferencian realmente como una comunidad propia de ciclistas. En cierto modo, han traspasado la cuestión cultural a un contexto individual, aunque ir en bici es parte de la identidad de la ciudad en su conjunto.
Existe ya cierta angustia entre los ciclistas más antiguos, debido a que ya que ya no va a haber el club exclusivo de rebeldes atrevidos. Los carriles verdes alimentan eso, ya que animan a los menos valientes a montarse en una bici proporcionando lugares más cómodos en los que pedalear. Montar en bicicleta aún no es una actividad de masas, pero está en proceso de serlo. Solo en el último mes, he visto anuncios de avena, desodorantes y consultoras tecnológicas utilizando bicicletas para vender sus servicios. Las cosas están cambiando rápidamente en esta parte del mundo.
El Proyecto Carril Verde se centra en conseguir buenos proyectos para llevarlos a cabo, proyectos que hacen que el ciclismo sea una opción para una franja más amplia de la comunidad. No estamos enfocándonos en crear una cultura, per se, aunque las ciudades confían en las personas que montan en bicicleta y aquellas que quieren hacerlo para apoyar los proyectos. A nivel local, muchos grupos de apoyo están llevando a cabo un excelente trabajo en este ámbito. Nuestra campaña hermana “GenteParaBiciletas” (PeopleForBikes) está realizando una labor interesante de concienciación y difusión de la cultura de la bicicleta a través de una campaña nacional
DF: ¿Cómo ves el futuro de/para los ciclistas estadounidenses en los próximos diez años?
MR: Soy muy optimista. Ciudades por todo el país están acogiendo el ciclismo como un elemento y práctico de su sistema de transporte. Han pasado de ver los proyectos ciclistas como “algo bonito que hacer en el futuro” a verlos como una inversión rentable al proporcionar movilidad, reducir el tráfico y hacer de las ciudades mejores lugares donde vivir y trabajar. La demografía está totalmente de nuestro lado. Un estudio reciente demuestra que la conducción por gente entre 16 y 34 años ha disminuido más del 20% en la población entre 16 y 34 años entre 2001 y 2009. Están más interesados en tener un móvil de última generación que en comprarse un coche. Ahora viven en casas más pequeñas y se mudan a entornos más urbanizados. Y van en bici. En parte esto se debe a la cultura, pero también a la economía, y no creo que esto cambie por un tiempo. Veremos a más gente montando en bicicletas y ciudades que crean lugares más seguros por donde puedan montar en consecuencia, lo cual crea un círculo virtuoso muy positivo. Esto pasará en las grandes ciudades, pero también en algunas zonas en los extrarradios que se están convirtiendo en “centros de localidades” y en algunos pueblos más pequeños del país.