Con las Metas de Desarrollo Sostenible y Habitat III sobre las mesas de discusiones, nos estamos acercando a un momento crítico sobre el futuro de nuestras ciudades. Esto se debe principalmente a que hacia mediados del siglo, 70% de la humanidad estará viviendo en centros urbanos; la mayoría en países en vías de desarrollo.
No sólo esta tendencia está moldeando las prácticas de desarrollo internacional y urbano, sino que también está exponiendo una realidad muy palpable y urgente, la creciente voz de los asentamientos de comunidades de bajos recursos. Esto refleja la reciente crisis económica y la alta polarización que permea tanto en naciones desarrolladas como en aquellas en vías en desarrollo.
Así también, estamos entrando en una etapa donde el desarrollo de nuestras ciudades no es exclusivamente un trabajo del sector público. Como resultado de la crisis financiera, lso recortes presupuestarios y agendas políticas ambiguas, hemos visto como las ciudades están buscando e inventando nuevos modelos de desarrollo conjuntamente con el sector privado para crear visiones urbanas con alcance internacional. Tales ejemplos se pueden ver en ciudades en los cinco continentes como lo es el Plan de Kigamboni en Dar es Salaam y el proyecto en Lima Vía Parque Rimac. También, estamos notando que estos proyectos no son exclusivos en países en vías de desarrollo, sino que permean en países desarrollados tal como hemos observado con el plan de regeneración en este de Londres y el Parque Olímpico.
Así de manera orgánica uno de los temas principales del séptimo Foro Urbano Mundial en Medellín fue el de la necesidad de desarrollar ciudades más resistentes en todo ámbito. O sea que no sólo tenemos que crear ciudades que puedan protegerse de fenómenos naturales, sino que puedan responder a las necesidades sociales, políticas, de infraestructura, ambientales, etc. Esto significa que las estrategias urbanas en los años por venir deberán y tendrán que incorporar las necesidades de grupos marginalizaos quienes son en su mayoría el grupo más vulnerable por falta de mecanismos que los representan.
Las visiones de nuestras ciudades del futuro, sean sobre ciudades globales, ciudades resistentes, ciudades inteligentes, tendrán que tener como elemento central tanto en su línea de pensamiento como el práctico, el de desarrollo social y ambiental. Ello permitirá que los grupos urbanos más vulnerables se vean representados y tengan una voz representativa que asegure su desarrollo justo en las décadas por venir. De esta manera, el sector privado y público deberá buscar soluciones conjuntas que incorporen dichas voces para sus políticas y proyectos de desarrollo urbano.
No es ninguna novedad pensar que en los últimos 60 años hayamos visto el cambio de necesidades en centros urbanos una y otra vez; nuestras preocupaciones actuales no son las mismas a aquellas de los años 60s, 80s, etc. Es por eso que, Otto Koenigsberger, fundador de The Bartlett Developmnet Planning (DPU) en 1954 hiciera hincapié en que “Nuestros trabajo en DPU es hacer que nuestro trabajo ya no sea un trabajo.” Patrick Wakey, ex-director del DPU continúa “…esto no ha sucedido ya que el “trabajo” y los objetivos caminan de manera continua. O sea que DPU, se ha quedado sin trabajo innumerables veces, sin embargo ha identificado cuál es el trabajo por venir.”
Así pues, durante los últimas décadas, DPU se ha dedicado a la investigación, docencia y práctica de temas de desarrollo urbano haciendo énfasis en temas como la ciudad como motor económico para el crecimiento, la informalidad en la ciudad, temas de genero para la planificación urbana, vivienda y justicia socio-ambiental. Todo esto con un elemento clave, posicionando a la gente como el elemento central para el desarrollo.
Lo cierto es que, las ciudades tienen un rol creciente e incremental en las agendas internacionales que se diferencia de las agendas de la Comisión de Brundtland y la Cumbre de la Tierra de 1992 donde la temática era más bien genérica hacia temas de desarrollo sostenible. Hoy la ciudad es una y posiblemente la unidad central para que el desarrollo sostenible cumpla sus metas de manera holística.
Por ello, la visión de Otto Koenigsberger y Patrick Wakely siguen haciendo hincapié en temas de desarrollo y diseño urbano. Las prioridades y agendas en nuestras ciudades seguirán cambiando, Habitat III de igual manera podrá apuntar a una u otra variante, pero lo cierto es que la ciudad es el foco de sociedades alrededor del mundo. Y es por eso que, tanto planificadores, diseñadores, políticos y líderes de comunidades tienen que trabajar en conjunto para idear y proveer soluciones para las ciudades del futuro.