Alguna vez se preguntó qué es lo genera ese “tick” en cada ciudad? ¿Qué quiero decir con “tick” mejor se puede definir en las respuestas a varias preguntas que, con una mirada inquisitiva, surgen mientras observo ciudades. ¿Por qué está todo el mundo en movimiento? ¿O por qué nadie se mueve? ¿Y qué es lo que ha comenzado todo? ¿Qué “música” inicia esta “danza” urbana y conserva su energía durante todo el día? Incluso por la noche, la música de una ciudad es un instrumento que vibra suave, más calmado que el Jazz más tranquilo.
Usando un poco mi ciudad, en este caso Chicago, exploremos la energía que se repite de la ciudad y el sonido de los elementos que los crean y sostienen. Los ciudadanos viven en la música, como parte de esa música. Existe un nivel de atonalidad en el que comenzamos a dar forma sistemática a través de las estructuras. Voy a estar refiriéndome a estas estructuras como “instrumentos” y nosotros (la gente) como “músicos” o “instrumentalistas”.
A medida que los L van in crescendo por encima de Wabash y el Congreso, mis pies están sobre una cuadra donde los asombrados borrachos cumplen fielmente con los avances de la juventud. Un viejo campo con pisadas de minas, Columbia College Chicago, toca una pieza clave en la orquesta del centro de Chicago. Desde un temprano A.M. a un animado P.M., los adultos jóvenes bailan los sonidos divergentes de obligación y la aspiración; los instrumentos consisten en instituciones educativas, restaurantes de comida rápida, servicios y establecimientos de alojamiento, y muchos otros elementos. Esta partitura musical, con energías rebotando entre sí de manera colectiva, inspira la acción individual que rápidamente se encuentra con otra acción y lo convierte en una comunidad de acciones. Esta comunidad particular se denomina “campus”. A medida que veo “espacio” convirtiéndose en “campus”, voy despegando capas anteriores a este desarrollo para diseccionar la transformación que pasa por delante de mis ojos. Trato de adivinar qué personas van a entrar a determinado edificio. Entonces, me pregunto “por qué” podrían estar caminando hacia ese edificio. Esta pregunta requiere una más investigación, debo adentrarme en la cuestión.
Hay una razón por la cual la flauta no tiene forma de guitarra. Del mismo modo, al entrar en uno de estos instrumentos, a saber, la Universidad de Roosevelt, Wabash Building, me entero que para que una flauta pueda producir un sonido determinado, debe tomar la forma o la estructura de su tipo que permite que la música fluya destino modo. Ahora entiendo que la gente camina en las estructuras para ayudarles a producir su música prevista. El edificio Wabash contiene aulas, dormitorios, oficinas, una sala comedor que son todas las estructuras dentro de una estructura. Sin la gente, cada uno sería sólo un espacio, sin instrumentos o músicos.
Mis preguntas se van respondiendo a medida que voy observando. Es por esta razón que se están moviendo y esto es lo que lo comienza; y si esta estructura hubiera sido una “guitarra”, estaría observando un tipo de música diferente. El South Loop de Chicago tocara hasta alrededor de las 10 pm cuando (dependiendo de qué día de la semana sea), el crescendo comienza a apagarse y la música comienza a desvanecerse en una canción de cuna. Un campus universitario, en una noche de escuela, se establece y vuelve menos vibrante, la energía humana se reduce, la música se aquieta. Esto podría develar que hablo de energía cuando digo música, y en realidad lo hago. Vamos más allá.
Sacando otra capa, de cara a unas cuadras hacia el noroeste, claramente veo los instrumentos volverse más sofisticados y por lo tanto poniendo la música más arriba. Luego de un poco de helado gratis en el Berrymoon de Clark St (aunque no has oído esto de mi) y un par de cuadras más hacia el NO, me detenido cerca del histórico puente Kinzie Street y mientras escucho la música que se toca en este lugar. Acá, los suaves acústicos de un ecuánime negocio se me acerca en forma de ciclistas vestidos de trabajo pero informales. Los de Chicago hacen un buen trabajo teniendo sus propias comunidades en adhesión a la estructura y la manera en que orgullosamente se posicionan en la orquesta. De hecho, la razón por la que tendemos a operar tan fluidamente en nuestras comunidades no está hecha para sugerir que todo lo relacionado a dichas comunidades sea perfecto, sin embargo, solo bajo el conocimiento, el poder de las vibraciones colectivas juegan como una nota musical. Esto podría develar que hablo de vibraciones cuando digo música, y de hecho lo hago.
Para establecer de forma definitiva, entendemos la música de nuestro medio ambiente para ayudar a crear una vibración colectiva, utilizando nuestro instrumento dado de manera tal que cree la música que desearíamos escuchar y en la que vibrar. Podemos crear y recrear instrumentos en primer lugar observando cómo nuestras ciudades están influyendo en nuestras acciones. Hay estructuras emplazadas, física y sistemáticamente, las cuales inspiran la música de nuestras ciudades. Es ventajoso examinar dichas estructuras. En la construcción de nuevas ciudades y el desarrollo de nuevos hábitos en las ciudades existentes, observamos los instrumentos que se utilizan actualmente con la mayor atención puesto en los músicos que los tocan. El uso de observarlo todo, como la música y la descomposición en elementos es para que todos seamos conscientes de que las estructuras de nuestras comunidades son nuestras únicas opciones para reaccionar y aprender cómo podemos, juntos, crear mejores reacciones que se convierten en patrones y, como una energía colectiva, dar sonido a los visitantes momentáneos y a los habitantes que tendremos en nuestras ciudades.
Viendo a los urbanistas como si en realidad fuesen instrumentalistas, y comenzando a comprender porque ellos tocan la música que tocan a medida que observan dichos instrumentos en sus comunidades. ¿Qué música inspira tu ciudad y cuáles son las armonías dominantes o sutiles instrumentos que crean estas vibraciones?