Cero emisiones, estrés reducido, un cuerpo más en forma y algo de dinero ahorrado son los deseos individuales más populares para aquellos que eligen un área urbana sostenible para vivir. Un vehículo de tracción humana puede hacer que esos deseos se hagan realidad en una ciudad rumana de tamaño medio como es Timisoara. Los trescientos mil habitantes de esta ciudad no se pueden quejar de los atascos de tráfico, tal vez un poco durante las horas punta, pero nada comparado con otras ciudades europeas. Muchas calles y aceras fueron rediseñadas en la última década, pero en un principio parecía que se habían olvidado de incluir algo en el proyecto: carriles-bici.
Una mañana de 2008, las aceras amanecieron con 10 km de carriles bici recién pintados. Al principio resultó muy confuso. Ni los peatones ni los ciclistas respetaban los carriles señalados y los ciclistas tenían que hacer un uso constante de los timbres de sus bicicletas. Pero desde entonces la ciudad ha añadido otros 50 km de rutas y, como era de esperar, la mayoría de ellos están dibujados en las aceras.
Hasta ahora se han creado 43 carriles-bici. Es esencial que la gente disponga de unas infraestructuras adecuadas para que que puedan plantearse realmente abandonar el uso del coche para trayectos urbanos de corta distancia.
Pero si estás pensando en pasar unas horas montando en tu bicicleta, tienes que tener en cuenta las inconsistencias del trazado; De repente puedes darte cuenta de que has llegado a su fin. A menos que uses una bicicleta de montaña, tienes que parar, bajarte de la bicicleta, caminar al siguiente carril y montar de nuevo.
También hay algunos carriles de mayor calidad que se acercan más a las expectativas de la mayoría de los usuarios, aunque apenas cubren unos kilómetros. Los carriles segregados significan que los peatones no son molestados y los ciclistas pueden seguir fácilmente y de manera segura su camino.
El año 2008 marcó el inicio de dos grandes eventos: «Green for bicycles» fue la primera iniciativa oficial para la promoción del transporte alternativo y la «Semana Europea de la Movilidad«, que promueve un día sin coches. Conjuntamente se organizaron más de 35 eventos con el mismo fin que reunieron a miles de participantes. La ciudad celebró estos días transformando las calles y las plazas en grandes espacios abiertos al uso de la bicicleta.
Disfruté de este acontecimiento por primera vez en 2011. El tiempo era genial, las calles del centro estaban completamente cerradas a los coches y no me resistí a disfrutar de mi ciudad en bicicleta.
En el segundo día de la Semana de la Movilidad Europea me dio por comprarme una bicicleta. Fue una idea loca y repentina, contraria a lo que pensaba desde un principio: que poseer una bicicleta en Timisoara no tenía sentido. Aunque me hubiera llevado tres veces más tiempo llegar al trabajo yendo en bicicleta, ver a tanta gente pedaleando me hizo cambiar de idea, y me dio la oportunidad de experimentar el lado recreativo del asunto. La gente disfrutaba, moviéndose a pedaladas libremente por la ciudad, sin coste y sin el estrés de encontrar aparcamiento. Sobre las dos ruedas se podían apreciar detalles de la vida urbana que no se podrían ver de ninguna otra forma.
2013 viene con buenas noticias para los ciclistas de Timisoara: se van a construir 23 km de nuevos carriles-bici, se aumentarán en 300 el número de bicicletas de uso público que ya dispone la ciudad y (por fin) se cerrará el centro urbano al tráfico de vehículos y se reservará para los peatones y los ciclistas. También vamos a ser testigos de la ansiada apertura de 37 km de rutas ciclistas a lo largo del rio Bega, que cruza la ciudad y la conecta con la ciudad serbia de Zrenjanin. Un proyecto de esta escala atraerá sin duda la atención de los turistas y de los propios habitantes de la ciudad.
Timisoara tiene un gran potencial, sobre todo por la gran cantidad de parques y áreas verdes y, claro está, por la cantidad de ciclistas entusiastas presentes en la ciudad. Cuanta más gente saque sus bicicletas a la calle, más gente querrá unirse a ellos. Y mientras el número de ciclistas crece, la ciudad podrá estar orgullosa de poseer una infraestructura adecuada con la que promover un medio de transporte alternativo.