Después de saber que existe un plan maestro de 700 millones de dólares para recuperar Libertador – uno de los barrios más marginales de la capital venezolana, Caracas – no puedo parar de pensar en la envergadura del proyecto. Bautizado como «Parque Hugo Chávez» y con una considerable participación por parte del Rogers Stirk Harbour+Partners, la firma arquitectónica de Richard Rogers, este proyecto incluye dos estadios con capacidad para más de 50.000 personas, la nueva sede de la Universidad Bolivariana de Venezuela y otro tipo de espacios recreativos.
Este gigante proyecto abre una serie de preguntas que se han planteado en cotextos similares dónde la disparidad social es extrema, escasean las infraestructuras y la seguridad es ya parte de la trama urbana.
En primer lugar, ¿existe realmente una necesidad para realizar este proyecto?¿y cuál es el objetivo? Según la División Administrativa del alcalde de Libertador, Jorge Rodriguez, proyectos anteriores similares de transformación del espacio público ha llevado a un descenso en la criminalidad y, por supuesto, existe un mayor apoyo para realizar estos proyectos en una de las ciudades más violentas del mundo. Sin embargo, el proyecto por sí solo no sería suficiente para luchar contra esos problemas, ya que no se trata de un centro comunitario, sino de un proyecto multimillonario con una estrategia a largo plazo poco clara.
Además, no queda muy claro qué pretende conseguir el proyecto incluyendo a Rogers en él. Parece más bien un movimiento político para dar mayor credibilidad y tratar de colocar a la ciudad en un lugar que no le corresponde. Como ocurre en otras ciudades Latinoamericanas, proyectos como este suelen venir acompañados de críticas feroces por parte de los ciudadanos que opinan que ese dinero debería gastarse en asuntos más importantes. Y este puede ser el caso de Caracas. Tratándose de una de las sociedades más divididas de toda América Latina, con una de las tasas de homicidios más altas del mundo y una de las barriadas marginales más grandes, al alcalde va a costarle defender este proyecto. Tiene más pinta de artimaña de la ciudad para promocionarse que de un verdadero plan que cubre las necesidades de sus ciudadanos.
Por otro lado, el Parque Hugo Chávez podría ser un proyecto que desprendiera todo su potencial y ayudara al desarrollo de la comunidad local. Para eso, el proyecto debería realizarse con la mayor transparencia para que los ciudadanos pudiera rendir cuentas durante todo el proceso. Con presupuestos de esa magnitud y con las autoridades que están involucradas, este podría ser un buen ejemplo de cómo un buen proyecto puede realizarse sin transacciones dudosas.
Si el rendimiento de cuentas y la transparencia son una prioridad, la sostenibilidad estará asegurada y será igual prioritaria. Y cuando digo sostenibilidad me refiero a social, económica y políticamente, dónde exista un proces claro que quede definido por una visión a largo plazo presente en la agenda política. El proyecto entonces debería proporcionar beneficios a corto plazo derivados de la construcción y crecimiento económico a medio y largo plazo para la comunidad más vulnerable. Y esto tiene que ver con la correcta distribución de recursos, no solo económicos, sino los que pueda proporcionar el parque siendo usado por los ciudadanos. El Parque Olímpico de Londres puede ser un buen ejemplo a estudiar, la visión del cual a largo plazo siempre ha sido, y está siendo, la de abrir un espacio valioso y unos recursos a una zona tradicionalmente deprimida de la ciudad como lo es East London.
Por último, la zona se puede convertir en un proyecto estrella de la ciudad y en símbolos nacional que aumente el setimiento de pertenencia entre la ciudadanía. La construcción de algo que haga que la gente quiera usar, puede convertirse en una buena herramienta política para cambiar la percepción habitualmente negativa que los ciudadanos tienen de la zona, de la ciudad e incluso del país entero.
El Parque Hugo Chávez está lleno de oportunidades claras y de limitaciones, y bajo ningún concepto puede considerarse como la única medida para resolver los problemas de Caracas con el crimen, la pobreza o la división social. Puede ser beneficioso para acabar con estos problemas y para darle a Caracas el empujón que necesita, pero la ciudad no puede apostar unicamente por este proyecto como única medida para resolver sus problemas. La ciudad solo podrá progresar, pues, si se aplican mecanismos de transparencia y si se consigue integrar a la ciudadanía con cierta representación durante todo el proceso.
El tiempo nos dirá si el Parque será beneficioso para los caraqueños en un futuro próximo o si pasará a engrosar la lista mundial de obras faraónicas inútiles.