Hong Kong, Dubai y el estrecho de Ormuz

Hong Kong debe su actual puesto del mercado libre en la región de Asia Pacífico a sus anteriores “dueños”:  los británicos.  Este faro de capitalismo ha estado rodeado por gigantes comunistas durante la gran parte del siglo XX que ponía en peligro su existencia. Sin embargo, debido a su único estatus en la región, Hong Kong se surgió como una ciudad única del mundo: el centro de diálogo.

Sirviendo Hong Kong de la zona colchón perfecta entre las economías occidentales y la China de Deng Xiaoping: el Occidente ha aprendido de manera gradual la forma de operación del régimen comunista, mientras que China por su parte, ha aprendido a abrir su economía a los mercados libres. En resumen Hong Kong ha tenido un papel central en la mediación entre dos proyectos económicos muy distintos el uno del otro.

A pesar de que hoy en día Hong Kong es una región administrativa especial bajo el dominio chino, sigue teniendo el papel fundamental en las relaciones entre el Oriente y Occidente y es un lugar del entendimiento cultural, económico y político.

Hong Kong puede haber puesto en marcha un dialogo abierto entre los sistemas, ideologías y la cultura en las regiones donde esos elementos evitan que suceda cualquier cosa. Sin embargo, no es la única ciudad en lograrlo. En la última década han surgido otros puestos con asuntos similares, aunque con un contexto muy diferente.

Entra a Dubai

Todo el mundo ha oído hablar sobre Dubai, ya sea por el Burj Khalifa o sus islas artificiales con un toque estético. La cuidad mas grande de los Emiratos Árabes Unidos se ha transformado en las ultimas décadas de un soñoliento pueblo de pescadores en una ciudad con un alcance global como ninguna otra en esta región.

Las razones del éxito de Dubai son muchas, no sólo por la ubicación estratégica en el Oriente Medio y los altos ingresos de la industria petrolera sin que también se debe a la alta inversión en infraestructura y los recortes de impuestos a las empresas extranjeras. Sin embargo, su mayor potencial puede que no provenga de su industria petrolera ni la dependencia de empresas extranjeras, sino que de un lugar mucho más cercano y a solo un par de millas al norte de su ubicación.

Entra a Irán

Irán tiene una posición bastante extraña en el Oriente Medio: es una potencia regional y una economía diversificada, con una mano de obra considerablemente calificada, se sitúa en las puertas de varias potencias económicas como India, Rusia y Turquía, y su patrimonio cultural es tan vasto, que sería ingenuo imaginar la historia mundial sin el sello de calidad de la civilización persa. Aun así, el país está limitado, parcialmente, por sus relaciones conflictivas con el Occidente, las sanciones económicas han perjudicado su economía excesivamente centralizada como de ninguna otra nación en desarrollo en el mundo. A pesar de esto, el país ha ido bien y no deja de sorprender a algunos por sus éxitos en tecnología, cultura y etc.

Todos estos elementos son muy atractivos para la región, quienes, a pesar de las sanciones económicas, el cambio se espera con mucho entusiasmo. Sin embargo, las cosas no van a cambiar en el corto plazo, pero como en China en los años 70, muchos esperan que las actuales reformas de privatización y de alguna medida la descentralización de las empresas estatales a largo plazo traigan el desarrollo positivo e impidan la fuga de cerebros en la mayor economía de la región. Pero, ¿Dónde podemos presenciar este proceso de transformación?

Entra al Estrecho de Ormuz

Este estrecho de apenas 21 kilómetros de ancho es una de las rutas de transporte mas importante en el sector de transporte marítimo, el envío de la gran cantidad de producción mundial de petróleo hasta los rincones mas remotos de la Tierra. El estrecho está fuertemente militarizado y es un foco potencial de conflicto entre Irán y el Occidente. Sin embargo, si uno se atreve a rayar más allá de esa capa, algo mucho más interesante se estará elaborando, algo que podría ser una reminiscencia de la relación de Hong Kong con la provincia de Guangdong durante la segunda mitad del siglo XX: Dubai – Ormuz – Irán.

Evidentemente, Dubai con su estatus de la ciudad global, está aventajado con la economía dirigida por el estado de Irán y vice-versa. Para empezar, ha abierto diálogo entre las pequeñas, medianas e incluso grandes empresas en los dos extremos del Estrecho; hay aproximadamente 400 000 persas en Dubai trabajando y desarrollándose, así como algunos de los principales proyectos en Dubai son financiados por la capital persa. Esto demuestra que los persas no solo están dispuestos a hacer negocios con el mundo exterior, sino que también tienen la capacidad económica para hacerlo.

Además, la economía de Dubai podría beneficiarse de la condiciones en el territorio iraní y su proximidad al mismo, tal y como ha hecho Hong Kong con China. La región del Estrecho podría ser un escenario para la gran industria de desarrollo, mano de obra calificada para mover dinámicamente entre los dos extremos y para explorar alternativas a una economía fuertemente dependiente del petróleo. La infraestructura, como las carreteras, los ferrocarriles, el capital humano y los grandes áreas de tierra son algunos para explorar. En resumen, todas las condiciones para una exitosa cooperación económica, cultural y social se encuentran ahí.

Entra a la realidad

Al crecer la inversión, el desarrollo y los puestos de trabajo en la región, las implicaciones de este cambio podrían ser inmensas. La infraestructura ya existente podría ser mejorada y las ciudades del Estrecho se crecerían. Por lo tanto, podríamos estar viendo las etapas iniciales de lo puede llegar a ser el corredor Hong-Kong – Guangzhou del Golfo Pérsico en el Delta del Río Perla: una región dinámica, diversa y totalmente integrada en la economía global.

Esta aglomeración de ciudades a lo largo del estrecho se enfrenta sin embargo a un variable como ningún otro: es una de las regiones más volátiles y buscadas del mundo. Para que la región se convierta en un espacio de intercambio cultural, desarrollo económico y cooperación, ha de superar los obstáculos con los que se enfrenta hoy en día.

Los agentes de cambio no solo está en manos de las grandes corporaciones, hombres de Estado y de las relaciones internacionales, sino que en las manos de los ciudadanos que está impulsando la transformación mediante la inspiración de los movimientos de la Primavera Árabe, un organismo internacional de los jóvenes profesionales que tienen la exposición a entornos internacionales y la disposición de las comunidades locales para crecer y ser capaz de tomar decisiones independientemente de las prescripciones superiores.


Imágenes via paveldobrovsky. Traducción por George (Giorgi) Kankia


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