Los ciudadanos de Buenos Aires se cuestionan el cierre de Parques
Echando un vistazo a la lista de los 100 mejores parques urbanos del mundo verás que nunca encontrarás el Parque Centenario. Ni siquiera en Buenos Aires está considerado como el más bonito o más conocido: los mapas turísticos ofrecen descripciones detalladas de los parques situados en los exclusivos barrios de la Recoleta y Palermo y destinan pequeño espacio para aquellos curiosos parques que se encuentran a escasos kilómetros del centro de la ciudad.
Sin embargo, este parque significa mucho para los habitantes de Caballito, un barrio de clase media que rodea el parque. Construido en 1910 para el centenario de la independencia de Argentina de España y diseñado por el legendario arquitecto paisajista Carlos Thays, el parque cuenta con un anfiteatro, un lago, y puestos donde se pueden vender libros usados, ropa, e incluso hamburguesas que probablemente no hayan sido aprobadas por la oficina sanidad. Es un buen sitio para hacer un “picnic” o para lanzar un frisbee. Actualmente el gobierno de la ciudad quiere construir una valla alrededor de todo el parque, con el fin de poder cerrarlo completamente durante la noche.
A principios de septiembre, el gobierno de Buenos Aires anunció varios planes para vallar varios parques de la ciudad. La base de la política del Jefe de Gobierno Mauricio Macri es combatir la delincuencia, por lo que el aparente propósito de esta medida es reducir la delincuencia en los barrios circundantes. Pero este proyecto ha encontrado bastantes opositores, especialmente en el Parque Centenario. El fin de semana del 29 de septiembre, organizaron una manifestación en todo el parque que terminó con el derribo del cerco construido. Posteriormente, llevaron a cabo una acampada en el parque que duró dos semanas hasta que los campistas fueron desalojados a mediados de octubre. En los alrededores, las opiniones son diversas. Algunos están de acuerdo con que cerrar el parque proporcionaría mayor seguridad, mientras que otros piensan que el parque debería permanecer abierto y argumentan que tendrían que tomarse otro tipo de medidas para incrementar la seguridad.
Para la mayoría de nosotros, que los parques son un lugar peligroso para estar por la noche parece obvio. En algún momento de nuestras vidas nuestras madres nos han dicho que no nos quedemos en el parque después de que anochezca. Con esto en la cabeza, colocar vallas parece tener mucho sentido. Pero pensando en profundidad, cerrar los parques no parece ser tan lógico. Aunque puede que los parques atraigan elementos criminales por la noche, hay poca evidencia de que estos crímenes cometidos en los parques no se cometerían en otro lugar si estos estuviesen cerrados. Construir verjas alrededor de los parques tiene un efecto mágico y puede convertir a los ladrones en ciudadanos honrados.
Echemos un vistazo a algunos datos, en Buenos Aires por ejemplo. Buenos Aires ya ha cercado una serie de parques, incluyendo el Parque Rividavia, a escasas manzanas al sur del Parque Centenario. En la página web “Mapa de la Inseguridad” podemos ver que el barrio cerca del Parque Rivadavia no tiene una concentración más baja de crímenes que el del Parque Centenario. Aunque esto, por supuesto, no es una prueba concluyente de que el vallado en los parques los haga más inseguros, si rompe con la idea de que debemos inmediatamente empezar a poner vallas en el perímetro de todos nuestros parques.
De hecho, hay evidencias de que los parques accesibles pueden reducir la delincuencia. Un informe de la Asociación Americana de Planificación indica que un mayor acceso a los espacios verdes puede reducir los índices de criminalidad, citando un estudio de la Universidad de Illinois:
Algunos líderes de la comunidad se abstienen de proponer nuevos parques o apoyar los existentes debido a su preocupación de que los parques puedan ser un núcleo de delincuencia y actividad ilegal. Sin embargo, cuando se planifican, los parques y las zonas verdes adyacentes a áreas residenciales pueden ayudar a proteger contra el crimen. Investigadores de la Universidad de Illinois comprobaron la creencia convencional de que, en el interior de la ciudad, los espacios áridos son más seguros que los espacios con árboles y zonas verdes que pueden ocultar actividades ilícitas. El estudio comparó las tasas de criminalidad entre edificios de apartamentos del centro de la ciudad, con cantidades variables de vegetación y el resultado fue que en las zonas con más vegetación el nivel de crímenes contra personas y bienes era menor.
El estudio también señala que estos espacios deben estar bien cuidados – en otras palabras, un parque con árboles frondosos ayudará a promover la seguridad pública, mientras que un parque lleno de barro y cacas de perro no lo hará. Otro aspecto importante es la participación de la comunidad, y la ubicación del parque dentro de esta. Si todos estos criterios se unen, los parques se hacen mucho más seguros.
Entonces, ¿por qué la idea de cerrar los parques sigue siendo tan popular? A pesar de las evidencias que hemos visto, los parques continúan siendo percibidos como algo no seguro. Además, la popularidad de las vallas habla de cómo los parques son a menudo más populares en la teoría que en la práctica. Nos gustan los parques cuando aumentan el valor de nuestras propiedades ubicadas junto a ellos, pero no cuando se puedan convertir en potenciales zonas peligrosas cuando el sol se pone.
En definitiva, las verjas en los parques tienen sus partidarios y sus detractores. En Buenos Aires y en otras ciudades similares, parece tener más sentido no poner las vallas ya que son ciudades con una población muy grande y que cuentan por lo tanto con menos espacio verde por persona por lo que permitiría el acceso al espacio verde en todo momento del día. Los parques abiertos, a pesar de las percepciones negativas que puedan crear, tienen muchos beneficios y una mayor accesibilidad al espacio público puede incluso aumentar la seguridad. Los parques son, después de todo, una manifestación física de nuestra vida pública, y una ciudad que opta por no poner cercas en sus parques demuestra que quiere favorecer el nivel de interacción entre sus ciudadanos. Y aunque en Buenos Aires esto podría conllevar un mayor nivel de mercadillos callejeros y hamburguesas baratas, es al fin y al cabo una ventaja para todos.