Los sonidos de Estambul

De São Paulo a Bombay, de Shangái a Tokio: la población mundial se mueve en masa a las aglomeraciones urbanas. Es un fenómeno sin precedentes que deja a la sociedad moderna con muchas preguntas.

¿Cómo sería un mundo con conurbaciones cada vez más grandes? ¿Y cómo vamos a gestionar las megaciudades del futuro? ¿Cómo podemos mantener a raya las interminables colas de tráfico, las necesidades en materia de residuos, las demandas de vivienda y el impacto ambiental de estas zonas de más de 10 millones de habitantes?

Estambul es una ciudad única que hace de puente entre Europa y Asia y ofrece una visión de las megaciudades del futuro.

Los que están en Estambul pueden oírlo ahora mismo: el excepcional paisaje sonoro. Estambul es una ciudad única por varias razones, una de ellas son sus ruidos. Los gritos de los vendedores ambulantes, los ruidos de las cafeterías, los mercados y las mezquitas y el ruido del tráfico de las carreteras y los canales que hay alrededor.

Escucho con los ojos cerrados y me pregunto si es posible “medir” el sonido de la ciudad cuando cambia. ¿Se puede medir el crecimiento de una megalópolis a través del sonido?

Con esta pregunta rondando mi mente empecé mi investigación en Estambul.

El primer paso fue grabar las características sónicas de las diferentes zonas: vecindarios, el centro, y los distritos financiero y comercial. Durante la grabación, la catalogación y la esquematización, la variedad de sonidos en esta megalópolis euroasiática hablaron por sí solos.

Está claro que hay muchos sonidos recurrentes, como la construcción, el tráfico, la multitud y, de manera interesante, protestas relacionadas con la situación de la vivienda en la ciudad.

Tras identificar los sonidos clave, empezé la fase del “análisis de frecuencia“. Consiste en un análisis del número de oscilaciones de sonido en una unidad de tiempo. Es importante entender esto ya que la frecuencia de sonidos tiene que ver con la conformación de la percepción humana de los sonidos, sobretodo si nos parecen agradables o molestos.

Poca gente diría que el rítmico goteo de agua de un grifo es un sonido agradable, ni el sonido de una tormenta en un camino y eso que estamos hablando del mismo elemento: el agua. Sin embargo, la diferencia en este análisis es la frecuencia del sonido que produce. El del grifo es muy suave, casi como un sonido mecánico y el de la tormenta es muy irregular, como un rugido.

Si tuviéramos que coger un sonido más inestable del mismo elemento, como las olas de la orilla de una playa, tendríamos una percepción muy diferente, posiblemente más positiva.

J. Rousseau tenía la teoría de que si la frecuencia del sonido es parecida a la frecuencia de la voz humana al hablar, se percibe de manera agradable. En cambio, si es muy regular o muy irregular es más probable que se le considere molesta.

A partir de esta teoría, analicé la frecuencia de más de doscientos sonidos de Estambul y asigné estas frecuencias al rango de valores construido en las teorías de J. Rousseau. El resultado fue un mapa sonoro que demostraba que hay zonas con frecuencias que son menos agradables para el oído humano y zonas donde es más problable que los sonidos de la ciudad evoquen reacciones positivas.

Si miramos el mapa es obvio que las frecuencias menos agradables es más problable encontrarlas en zonas que experimentan crecimiento o expansión, lo que sugiere que hay una estrecha relación entre las frecuencias desagradables y todo lo relacionado con la expansión urbana.

Este experimento del mapa sonoro fue interesante y estimulante y me ha dado la oportunidad de entender y reflexionar sobre el crecimiento de esta megaciudad.

A medida que observamos las preguntas que se han generado con el crecimiento de nuestras ciudades y la probable creación de más megaciudades, herramientras como el mapeo de sonido pueden despertar conciencias sobre cómo están cambiando los espacios, dándonos una manera mejor de gestionar la urbanización. Este es un paso importante hacia una reflexión sobre las megalópolis del futuro.

Puedes escuchar el mapa sonoro de Estambul aquí.


Daniele Volante  ha estudiado en Roma y en este momento trabaja en un estudio de arquitectura en Estambul.

Imágenes a través de Eleonora Taramanni