En todo el mundo, gobiernos nacionales están mostrando una creciente apreciación por la importancia económica de las ciudades. Por tomar un abordaje cada vez más estratégico vis-a-vis el desarrollo y la gerencia de nodos urbanos económicos y culturales poderosos, intentan diversificar economías y investir dinero en dónde más importa. Tras la recesión, este cambio de tácticas ha sido particularmente fuerte en el Reino Unido. Australia, por otro lado, parece estar moviendo-se en la dirección opuesta. Con el fin del boom de recursos en vista, tal vez es tiempo que ‘el país suertudo’ tomara un largo y duro vistazo a su agenda urbana.
Durante cientos de años, estuvimos obcecados con el paradigma del estado-nación. Pero la idea de coordinación inter-nacional ha fracasado por gran parte. Las Naciones Unidas no enseña los dientes, cada coloquio sobre el clima desde Rio (1992) ha sido incapaz de aportar soluciones prácticas, y la recesión global nos ha presentado con gobiernos nacionales en pánico con poco control sobre sistemas económicos globalizados.
Con más de la mitad de la población del mundo ahora viviendo en áreas urbanas, vemos la emergencia de una red que se trata más de acción que de nacionalismo terco. Operando través de fronteras internacionales, nuestra red global de ciudades forma la colaboración económica y ambiental que gobiernos nacionales no pueden formar.
Como Benjamin Barber lo ha dicho, gobiernos nacionales se basan en “ideología”, mientras ciudades se tratan de “llevar cosas a cabo”. Ciudades están unidas por comercio y economía, innovación y emprendimiento, atributos comunes y valores comunes. Ciudades son lugares en que pasan las cosas; gobiernos nacionales son lugares en que políticos platican.
La realización creciente de la importancia de ciudades ha provocado cambios políticos en el mundo entro: Corea está aumentando el crecimiento regional de ciudades para diversificar actividad económica, Polonia recientemente desarrolló una estrategia urbana nacional para competir económicamente con Europa, y Brasil ha creado un Estatuto Urbano para dar más poder y financiamiento a municipalidades.
El Reino Unido ha visto el desarrollo de un Cities Policy Unit y una variedad de nuevas estrategias que intentan crear un movimiento fundamental desde el poder federal hacia poder de alcaldes y ciudades. El recién elegido Ministro de Ciudades ha llamado por una nueva era para crear sistemas-ciudad y sistemas de ciudades. Lo primero se enfoca en equipar a líderes locales para reforzar resultados de productividad, habitabilidad, y sustentabilidad, y lo último se trata de apoyar activamente a redes urbanas en su totalidad, incluyendo conectividad y especialización de ciudades. Esto incluye investimentos en infraestructuras como banda ancha, trenes de alta velocidad y aeropuertos. La Comisión de Estrategia Tecnológica ya ha investido substancialmente en el Future Cities Demontrator y Future Cities Catapult, que esperan mejorar innovación urbana.
Con creciente importancia en la escala de la ciudad, liderazgo político urbano se está tornando un hot topic. Alcaldes carismáticos como Boris Johnson y George Ferguson están ganando apoyo por implementar soluciones reales para temas ambientales y económicos. Menos enfocados en ideología y mas enfocados en respuestas, no es sorprendente que Johnson ha sido intitulado el político mas popular de Britania en lugar de sus contrapartes en el gobierno central.
Pero, escondidos en la otra mitad del mundo, nosotros vemos el poder siendo tomado de ciudades y alcaldes Australianos en vez de que lo recibieran. Después de casi una década desarrollando una economía nocturna vibrante, el trabajo del alcalde de Sydney, Clover Moore, ha sido afectado bastante mal por las nuevas y controversiales leyes acerca de tomar alcohol del conservativo primer ministro del estado. Las restricciones localizadas arbitrariamente por O’Farrell no están sostenidas por ningún estudio para indicar que reducirán violencia. En su lugar, intentan crear un chaos de transito nocturno y estorbar la animada economía nocturna de Sydney.
En vez de desarrollar una estrategia basada en coordinación entre ciudades, parece que la nueva legislación fue una oportunidad para que el primer ministro del estado pudiera flexionar su poder político. Mientras el alcalde Clover Moore trata de “llevar cosas a cabo”, las políticas de O’Farrell están basadas en beneficio político.
Temas como este son muy comunes en Australia. Mientras consejos locales insuficientemente financiados se esfuerzan para coordinar procesos importantes de planeamiento con los poderosos gobiernos de estado allá arriba, el planeamiento y desarrollo económico permanece teniendo insuficientes recursos, proceso ad hoc. Australia está en seria carencia de estrategias sistema-ciudad y sistema-de-ciudades.
Hace apenas dos años hubo progreso en llevar esto a cabo. El gobierno previo de Australia creó el Major Cities Unit que trazó prioridades clave de largo plazo para productividad e sustentabilidad urbana. Altamente considerado por académicos, como también por consejos de infraestructura, planeamiento y propiedad, el Unit demostró potencial para alineamiento estratégico de ciudades, incluyendo investiduras en trenes de alta velocidad.
Hoy, todas las investiduras en el Unit han sido retiradas y el impulso hacia una estrategia nacional urbana ha parado. El primer ministro Tony Abbott no solo tiene un flagrante desprecio por el entorno natural, como también tiene dificultades en ver la importancia de investiduras en estudios y estrategias de largo plazo, incluso cuando se trata de crecimiento económico.
Australia aún queda plagada de una estructura gubernamental de tres niveles que reprime coordinación: gobernación de toda la ciudad esta fragmentada (docenas de consejos locales con ninguna autoridad metropolitana), relaciones locales con el gobierno del estado son una lucha política y investiduras federales entre ciudades no existe.
Países afectados por recesión han trabajado para desarrollar políticas nacionales para diversificar la industria y construir flexibilidad económica. Mientras tanto, Australia se ha quedado un paso atrás, con los ojos cerrados. Con el boom de recursos disminuyendo, tal vez ahora es tiempo para que Australia repiense como sus ciudades pueden desenvolverse y integrarse en la creciente red global urbana.